Lo que requerimos es silencio;
pero lo que requiere el silencio es que yo siga hablando
J. Cage
Así, un año después John Cage estrenó su 4'33" en una función a beneficio del arte contemporáneo. Como su nombre lo indica, la pieza está compuesta de cuatro minutos y treinta y tres segundos en los que el ejecutante, por lo general un pianista, "interpreta" tres movimientos de completo silencio. La teatralidad es parte fundamental de la obra, por lo anterior el solista debe situarse frente al instrumento, sentarse y, en el colmo de la solemnidad, abrir la partitura compuesta totalmente de notas silenciosas.
Sobra decir que el debut de 4'33" causó alboroto y repudio. Cuando el pianista abrió el cubreteclado y se paró para indicar que la pieza había concluido, el público estalló... colérico. La audiencia, compuesta en su mayoría por artistas avant garde del momento, consideró que Cage "había ido muy lejos". En palabras del autor: "La gente comenzó a murmurarse cosas, algunos incluso se empezaron a ir. No se rieron, estaban verdaderamente furiosos cuando se dieron cuenta de que nada iba a suceder(...) ". Han pasado màs de cincuenta años y no lo han podido olvidar, todavía siguen enojados.
El pensamiento de John Cage fomentó movimientos y tendencias, sus ideas revolucionaron el teatro, danza, poesía, pintura y cine. Durante los ochenta, por ejemplo, su influencia se vio reflejada en muchas de las cabriolas culturales de la década: el nacimiento del rock independiente, el rejuvenecimiento del arte conceptual, la recuperación del lenguaje poético y el auge de los sintetizadores. Nadie como él entendió la importancia de la palabra "multimedia".
Cage escribió cerca de 300 obras musicales, en las que abarcó todos los géneros habidos y por haber; incluso algunos de su invención. A los ocho años tomó sus primeras lecciones de piano, con su tía. Estaba predeterminado: antes de ser el alumno consentido de Arnold Schoenberg, estudió con Richard Buhlig y, después, en Nueva York, con uno de los compositores estadounidenses más reconocidos, Henry Cowell.
Nos enseñó a escapar de la conveniencia, a prestar atención a los detalles mundanos de la vida diaria. Lo hizo con un sentido del humor muy cercano al Dada. Al igual que Duchamp y Warhol, el autor de “Silence” , que sabía que el silencio es tan imposible como el cero, nos abrió los ojos -mejor dicho- nos destapó lo oídos para apreciar lo "desapercibido" a nuestro alrededor.
En clase pudieron ver la partitura de una de sus obras màs famosas "4' 33`` "(la denominada obra silenciosa)